La capacidad de un atleta para sobresalir en pruebas de velocidad o de larga distancia se vincula no solo con su entrenamiento, sino también con la proporción de los diferentes tipos de fibras musculares que posee. De forma general, los velocistas presentan un mayor porcentaje de fibras musculares de contracción rápida, mientras que los corredores de largas distancias cuentan con predominio de fibras de contracción lenta. En este artículo, exploramos las diferencias clave en la estructura muscular de ambos tipos de corredores y aclaramos hasta qué punto pueden transformarse las fibras musculares con el entrenamiento.

Tipos de fibras musculares
Existen fundamentalmente dos grandes tipos de fibras musculares esqueléticas:
- Fibras tipo I (lentas)
- Alto contenido de mitocondrias, lo que facilita el uso del oxígeno para producir energía (ATP) de manera más eficiente.
- Resistencia elevada a la fatiga, menor potencia y velocidad de contracción.
- Ideales para esfuerzos prolongados como los que realizan los corredores de fondo.
- Fibras tipo II (rápidas)
- Velocidad de contracción elevada y mayor generación de fuerza en poco tiempo.
- Menor resistencia a la fatiga y menor densidad mitocondrial que las fibras tipo I.
- Se subdividen en:
- Tipo IIa: intermedias, con buena capacidad de resistencia pero también explosividad.
- Tipo IIx: las más explosivas, aunque se fatigan rápidamente.
- Características predominantes en los velocistas.
(Fitts, 2004; Saltin & Gollnick, 1983)
Velocistas: mayor proporción de fibras rápidas
Los velocistas (corredores de 100 o 200 metros) necesitan generar gran potencia en el menor tiempo posible. Por ello, la presencia de fibras de contracción rápida (principalmente tipo IIa y IIx) es clave, permitiendo contracciones rápidas y potentes. En atletas de élite, se han encontrado porcentajes de hasta un 70-80% de fibras rápidas en los músculos principales que intervienen en la carrera (Saltin & Gollnick, 1983).
Además, el entrenamiento de fuerza y ejercicios pliométricos promueven la hipertrofia de este tipo de fibras, lo que mejora la potencia y la velocidad de contracción. La combinación de potencia muscular y buena técnica de carrera resulta decisiva en las pruebas de velocidad.
Fondistas: predominio de fibras lentas
Los corredores de media y larga distancia (desde 5.000 m hasta maratón) requieren resistencia a la fatiga y la capacidad de mantener esfuerzos sostenidos durante mucho tiempo. Su musculatura está dominada por fibras tipo I, ricas en mitocondrias y con un metabolismo aeróbico eficiente. Esto permite mantener un consumo de oxígeno elevado (VO2 máx) y retrasar la fatiga.
El entrenamiento de los fondistas se centra en mejorar la capacidad aeróbica, la economía de carrera y la tolerancia a esfuerzos de larga duración. Esto no implica desatender la fuerza, pero sí dar prioridad a un entrenamiento específico que incluya ritmos de carrera constantes y volumen elevado.
¿Pueden transformarse las fibras musculares con el entrenamiento?
La distribución de fibras musculares está en buena medida determinada genéticamente; no obstante, el entrenamiento puede generar ciertas adaptaciones:
- Transformación entre subtipos de fibras rápidas: Se ha observado que con el entrenamiento de resistencia o incluso con trabajos de fuerza bien estructurados, las fibras tipo IIx (las más explosivas) pueden “transformarse” o adaptarse a un fenotipo más parecido a las fibras tipo IIa, lo que mejora la resistencia a la fatiga sin perder por completo la capacidad de generar fuerza (MacDougall, Sale, Elder & Sutton, 1982).
- Transformación de fibras rápidas a lentas (o viceversa): Aunque se han encontrado casos de cambios muy ligeros bajo condiciones extremas de entrenamiento, la transformación completa de fibras tipo II a tipo I (o de I a II) no suele ser significativa en humanos. En la práctica, se considera que esta conversión es muy limitada y que el componente genético define gran parte del techo de rendimiento en un tipo de prueba (Staron, 1997).
En definitiva, el entrenamiento permite cierto grado de adaptación de las fibras musculares, especialmente dentro de los subtipos de fibras rápidas. Sin embargo, las posibilidades reales de cambiar drásticamente de corredor “explosivo” a “resistente” (o al revés) son muy limitadas.
Conclusiones
La principal diferencia en la estructura muscular entre velocistas y fondistas radica en la proporción de fibras rápidas y lentas:
- Los velocistas poseen un alto porcentaje de fibras tipo II, capaces de generar potencia y velocidad en esfuerzos explosivos de corta duración.
- Los fondistas, en cambio, tienen un mayor contenido de fibras tipo I, lo cual es esencial para soportar esfuerzos prolongados y retardar la fatiga.
Aunque la genética desempeña un papel importante en la proporción de fibras, el entrenamiento específico sí puede provocar ciertos cambios, sobre todo en la transición entre subtipos de fibras rápidas. Aun así, las posibilidades de una transformación completa de un perfil muscular a otro son escasas. Conocer estas diferencias y limitaciones es esencial para diseñar planes de entrenamiento realistas y efectivos.
Referencias bibliográficas
Wilmore, J. H., & Costill, D. L. (2004). Physiology of Sport and Exercise (3.a ed.). Human Kinetics.
Fitts, R. H. (2004). Mechanisms of muscular fatigue. Comprehensive Physiology, 11(2), 497-529.
MacDougall, J. D., Sale, D. G., Elder, G. C. B., & Sutton, J. R. (1982). Muscle ultrastructural characteristics of elite powerlifters and bodybuilders. European Journal of Applied Physiology and Occupational Physiology, 48(1), 117-126.
Saltin, B., & Gollnick, P. D. (1983). Skeletal muscle adaptability: significance for metabolism and performance. En: Handbook of Physiology. Section 10: Skeletal Muscle, (pp. 555-631). American Physiological Society.
Staron, R. S. (1997). Human skeletal muscle fiber types: delineation, development, and distribution. Canadian Journal of Applied Physiology, 22(4), 307-327.





